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De Recepcionista a Emprendedora: Cómo Comencé Mi Propio Negocio de Velas en Alemania

  • Foto del escritor: Blanca Garzón Bautista
    Blanca Garzón Bautista
  • hace 7 días
  • 6 Min. de lectura
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¡Hola y bienvenidos a mi blog!

Antes de empezar, quiero darles un enorme GRACIAS a todos los que están leyendo este post. Si te quedas hasta el final, me encantaría que echaras un vistazo a mis redes sociales, donde comparto mucho más sobre mis experiencias y mi camino en el mundo del emprendimiento. Y aunque no tengas intención de comprar ninguna vela, tu apoyo en este viaje es lo que realmente me motiva. ¡Gracias por estar aquí!


Ahora sí, vamos a lo que realmente me trae hasta aquí: mi historia. Mi vida no ha sido una línea recta, ni mucho menos, y la verdad es que siempre he sido una persona llena de ideas y de ganas de crecer. Si me preguntas qué quería ser cuando era pequeña, te diría que mi sueño era vivir en Londres. ¿Por qué Londres? No lo sé exactamente. Como española, sentía que era el lugar más cercano al inglés, un idioma que siempre me ha atraído. Sin embargo, lo que no imaginaba en ese entonces es que mi vida tomaría un rumbo completamente diferente.


¿Qué Hago Con Mi Vida? De la Inseguridad a la Búsqueda de Mi Propósito


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A lo largo de mi adolescencia, no tenía claro qué carrera o profesión quería seguir. Mi mente siempre estaba llena de ideas, pero ninguna de ellas realmente me convencía. “¿Medicina?” No, no me gustaba ver sangre. “¿Veterinaria?” Lo mismo. “¿Informática?” Me gustaba jugar a los Sims, pero fuera de ahí, poco más. Hasta que… ¿por qué no “Artista?” Bueno, al menos me interesaba el mundo creativo, así que decidí hacer el Bachillerato de Artes.


Sinceramente, nunca se me ha dado muy bien estudiar, y entre todos los bachilleratos, este era el que más encajaba conmigo. Y os soy sincera… ¡esa fue una de las mejores decisiones que pude tomar! El Bachillerato de Artes fue todo un cambio para mí: la libertad que ofrecía y la oportunidad de explorar mi creatividad me dio una sensación de independencia que nunca había tenido antes. Y no solo eso, ¡sacaba unas notas buenisimas que nunca habría imaginado!


En ese entorno, aprendí mucho más que sobre técnicas de dibujo y escultura; también hice amistades que aún conservo hoy y eso es lo más bonito que uno puede sacar de unos estudios.


La Decisión de Estudiar Administración: Un Paso hacia lo Práctico


Cuando terminé el Bachillerato, mis padres me dieron un consejo sabio: “Si no quieres hacer una carrera universitaria, está bien, pero tienes que hacer algo más. Ya sea estudiar un grado superior, aprender idiomas… pero no puedes quedarte en casa, sin hacer nada.” Ahí me di cuenta de que necesitaba algo más práctico, algo que me permitiera vivir de una manera más estable. Pensé: “¿Por qué no estudiar administración?”


La administración siempre me pareció un campo práctico, algo que podría aplicar a mi vida diaria. Además, lo bueno de estudiar administración es que no solo aprendes a gestionar cuentas, sino que también te prepara para llevar las finanzas de cualquier negocio, y quién sabe, tal vez algún día sería útil para mí.


Alemania: Un Nuevo Comienzo en un País Desconocido


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Tras finalizar mis estudios, un amigo me comentó que se iba a Alemania con la Cámara de Comercio de Córdoba para trabajar como informático. Mi corazón se aceleró. Yo, que siempre había soñado con vivir fuera de España, pensé que era el momento perfecto. Además, iba a cumplir 18 años, ¡era mi oportunidad! Sin embargo, el plazo para aplicar ya estaba cerrado. Me decepcioné un poco, pero mis padres me animaron a intentarlo al año siguiente. Afortunadamente, lo logré, y fui seleccionada como una de las 30 personas para ir a Nürnberg durante tres años para realizar un grado superior en hotelería. Fue una mezcla de emoción y nerviosismo.


Pero… ¿Blanca, hotelería?

¡Sí! Era eso o informática, y como ya te conté, solo sabía jugar a los Sims y poco más.


Mi llegada a Alemania con 19 años, en 2016 fue como un choque cultural. El idioma, las costumbres, el clima… todo era tan diferente a lo que conocía. Pero fue en ese ambiente tan nuevo donde conocí a mi pareja, así como a mis grandes amigas que siempre las llevo conmigo, allá donde vayamos, ya sea para cotorrear o para contarnos nuestras penas. Es una pena que ya no estemos tan juntas, pero gracias a nuestro grupo de WhatsApp, es como si siempre estuviéramos allí. Ellas se convirtieron en mi segunda familia. Juntos pasamos buenos y malos momentos, pero sobre todo, disfrutamos de la experiencia de vivir en un país extranjero.


De Recepcionista a Directora: Un Ascenso Sorprendente


A pesar de que mi alemán era muy básico (A1), lo di todo para adaptarme a las circunstancias. Después de mucho sudor y lágrimas, logré terminar mi grado de hotelería y me ascendieron a directora del hotel donde trabajaba. ¡Quién lo diría! La chica que llegó a Alemania sin saber casi nada de alemán, ahora estaba gestionando un equipo de personas. Aunque el trabajo era exigente, aprendí muchísimo y me sentí agradecida por esa oportunidad.


Pero no todo es oro lo que reluce. Yo siempre digo que, en un trabajo, debes estar un mínimo de 8 horas al día, y no estoy dispuesta a pasar todo ese tiempo estresada, frustrada, y mucho menos aguantando a “personas amargadas” (por no decir otra palabra). Así que, justo después de que se suavizara la situación de la catastrófica pandemia de COVID, decidí cambiar de aires y buscar un trabajo que me diera un poco de felicidad y más estabilidad.


Si os interesa este tema, puedo hacer otro post contando más sobre mi experiencia en ese hotel. Solo pónmelo en los comentarios. 😊


Cambio de Rumbo: De Directora a Subdirectora


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Con el tiempo, mi pareja y yo decidimos mudarnos a Karlsruhe, ya que me ofrecieron una oportunidad como subdirectora en otro hotel. El trabajo pagaba mejor, el ambiente era mucho más liviano y flexible, lo que hizo que mi vida fuera más tranquila. Aunque ya había sido directora en otro hotel, la decisión de tomar este puesto como subdirectora fue más por el cambio de aires y la necesidad de encontrar un equilibrio en mi vida.


Sin embargo, después de un tiempo, me di cuenta de que la administración era lo que, en un futuro, me iba a dar una estabilidad verdadera. Me pregunté: “Si algún día quiero regresar a España, ¿qué haría con mi experiencia en turismo, si no tengo la carrera de Turismo?” Fue entonces cuando decidí buscar trabajo en administración. Y, ¡sorpresa! Encontré una plaza de administrativa en una universidad de Karslruhe. ¡Estaba feliz con mi decisión! El trabajo es mucho más estable y tranquilo. A día de hoy sigo aquí y espero seguir durante mucho tiempo. Lo mejor de todo, ¿sabéis qué es? Que este puesto me ha dado más tiempo para pensar en mí, en mi salud mental y en mis nuevos proyectos.


La Magia de las Velas: Un Hobby que Se Convirtió en Negocio


Y aquí viene la parte que me hace estar escribiendo este blog. ¿Cómo llegué a crear mi propio negocio de velas? Pues todo comenzó gracias a mis amigas “de España”. Sabéis esa sensación de querer estar en todos los planes de tus amigas, pero no poder porque estás en un país diferente… Es muy triste, ya que te gustaría estar ahí, pero tienes una vida totalmente distinta. Pues eso fue lo que me pasó: mis amigas se reunían para hacer velas sin mí. Así que pensé: “¿Y si me compro un kit y hago velas en casa como ellas?” suena tonto, pero es que fue así totalmente.


Lo curioso es que nunca pensé que sería tan relajante. Las velas no solo me ayudaban a desconectar del estrés, sino que me permitían concentrarme en algo manual, y me olvidaba por completo de las pantallas y el bullicio diario. Con el tiempo, comencé a hacer velas para amigos y para decorar mi casa. Y en algún momento pensé: ¿Por qué no venderlas?


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Así fue como nació Glowlicht. Aprendí a usar Wix para crear mi página web, me registré como autónoma en Alemania (lo cual fue mucho más fácil de lo que pensaba), y hoy, después de varios meses de mucho trabajo y dedicación, puedo decir que soy


soy emprendedora de velas. Y aquí estoy, compartiendo mi historia con ustedes.

Pero… ¿Sabéis que es lo mas gracioso? Que mis amigas nunca se llegaron a reunir para hacer velas, ahí están todavía buscando una fecha que le venga bien a todas.

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Conclusión: Lo que He Aprendido en el Camino


Si me hubiera dicho alguien hace unos años que terminaría siendo directora de hotel y luego emprendedora, no lo habría creído. La vida me ha enseñado que los caminos no siempre son rectos, pero lo más importante es no rendirse y seguir adelante, sin importar lo que surja. Hoy en día, sigo aprendiendo, creciendo y disfrutando de cada paso de mi aventura, aunque a veces el camino me haya sorprendido de maneras inesperadas.


Cada experiencia, ya sea positiva o negativa, me ha llevado a este punto. Y si algo tengo claro, es que el esfuerzo constante y la pasión por lo que haces siempre valen la pena.


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Ahora quiero saber de ti:


¿Cómo ha sido tu experiencia viviendo fuera de tu casa? (Ya sea porque te hayas ido de la casa de tus padres, de la ciudad o incluso del país). ¿Has tenido miedos o inseguridades al tomar decisiones importantes? Si tienes alguna pregunta, o quieres que hable sobre algún tema en especial, ¡estoy encantada de leerte en los comentarios!


No dudes en seguirme en mis redes sociales y visitar mi página web. ¡Tu apoyo es lo que me mantiene motivada! Gracias por ser parte de este viaje.










 
 
 

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